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miércoles, 6 de septiembre de 2017

Ejercicio de descripción y atmósfera

Me encuentro en pleno proceso creativo y me gustaría algo de feedback; imaginad la escena con los datos que os ofrezco. ¿Qué os sugiere? ¿Qué echáis en falta en estos tres párrafos?

¡Espero que os guste!

[...]

—Nadie sabrá que estás aquí —escuchó de repente.

Con esas palabras se despertó, aturdido. Supo en seguida que algo no andaba bien. Se sentía tremendamente desconcertado, pues lo primero que advirtió es que se encontraba atado de pies y manos y sentado en una silla en una estancia oscura. Empezó a patalear, pero sintió que cuanto más se movía, más le dolía la espalda, que tenía completamente arqueada. Le dolían también las muñecas, que tenía amoratadas por la presión de las bridas. La sangre se le agolpaba en la boca y solo se dio cuenta de que además estaba amordazado cuando quiso escupirla. Entonces gritó. Lo intentó, por lo menos. A cada segundo que pasaba era más consciente de la situación y tanto el miedo como el estupor comenzaron a apoderarse todavía más de él.

Todo el empeño que puso en tratar de liberarse de las bridas fue inútil. Por más que se esforzaba en deslizar las sudorosas manos a través del plástico o hacer juegos con los pies para zafarse de las ataduras, no logró avanzar lo más mínimo. Sus extremidades estaban totalmente condenadas. Como él. Tras muchos esfuerzos, descansó y descubrió entonces algo más.

La música fue lo segundo que notó. Una leve melodía casi imperceptible. Hizo esfuerzos por comenzar a respirar más despacio y con ello intentar percibir mejor los sonidos de su alrededor. Tras unos segundos totalmente en silencio, advirtió entonces que aquella música parecía estar sonando en una habitación lejana. A muchos metros y muchas paredes de allí. Quizás en un piso superior. Quizás debajo de él.

viernes, 1 de septiembre de 2017

Conversaciones con mi musa #15

—Escríbela —dijo de repente.

Pegué un brinco en la silla. Estaba absolutamente concentrado y ya todos dormían. En la negrura más profunda de un silencio nocturno como hacía tiempo no disfrutaba, la inesperada voz de Sara me pareció un estruendo.

—Tranquiiiiilo…. Schhh… —ahora hacía lentos movimientos con las manos mientras se acercaba al sofá y se sentaba en él. Como si intentase apaciguar a un perro rabioso—. ¿Ya?