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miércoles, 11 de julio de 2012

¿Hasta qué punto somos interesantes?

Ayer leía un artículo de Paco Nadal en El País que me hizo preguntarme si las personas llegamos a ser, con nuestras vivencias e historias, mínimamente interesantes. El artículo en cuestión cuenta la historia de un ciudadano alemán que viaja por Europa sin un euro en el bolsillo, y con el único propósito de viajar. Conocer. Llenarse el corazón de experiencias. Aquí tenéis el artículo.

Lo digo porque, efectivamente, en este mundo existen personas que podrían cambiarlo todo. Personas increíbles que con un minuto de televisión podrían alterar de forma sensible la percepción de la existencia de una persona receptiva. Tanto para bien, como para mal, quede claro esto.

El resto, los que vivimos vidas normales, los que nos despertamos con una pauta y un guión establecido, los que sabemos de sobras cómo va a acabar la semana, los que nos preguntamos si esta vida teñida de crisis irá a mejor en algún momento... ¿Somos interesantes? ¿Es más interesante la vida de un frutero que la de un político? ¿La de un vendedor de cupones que la de un futbolista? Y la de un portero de una comunidad, ¿es más interesante su vida que la de un cantante de éxito? ¿Por qué no?

Nuestro día a día en innumerables ocasiones nos regala momentos que desearíamos compartir... ¡Ya lo hacemos! Publicamos cada cosa que nos emociona, que nos hace reír, que nos alegra, que nos asusta... ¡Lo compartimos todo en las redes sociales! ¿Y sabéis qué? La gente que nos rodea, nos lee. Nos lee, opina, interactúa con nosotros y se siente interesada. Claro, también muchas personas "siguen" en las redes sociales a personas famosas, aunque la relación con éstas dista mucho de parecerse a la que tienen con sus semejantes.

Es por esto que ayer, cuando leía la historia de Andreas Gabriel, me preguntaba cuánto tiempo tardarían en escribir el libro y rodar la película que contase su historia (siempre aliñada con episodios adicionales). Y es que aunque su vida debe ser interesantísima, siempre se aprovecha el filón de lo extraordinario (que lo es) para explotarlo y hacer de ello un éxito de ventas. No me mal interpretéis, mi vida seguramente no será más interesante que la suya, pero la primera seguramente estará llena de momentos con los que el lector o el espectador se sentirá identificado y por ende, sentirá esa historia mucho más cercana. Otros, los que necesiten historias increíbles y seguramente difíciles de vivir, sentirán mayor curiosidad por la segunda propuesta.

Divagaciones de uno, oiga. Que los que escribimos tenemos demasiadas inquietudes :-)

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