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viernes, 30 de noviembre de 2012

Miedo

— ¡Menos mal! —dijo Lía, arrodillándose— ¡Aquí está!

— ¿Cómo? ¿Sigue ahí? —preguntó César mientras llegaba, asombrado.

— ¡Sí, está aquí! Pensaba que no lo volvería a ver. Entre la caída que habrá pegado desde el bolso y el rato que ha estado aquí, pensaba que o estaría hecho trozos o se lo habría llevado alguien. Menos mal, tío. Menos mal.

—Mira que esté todo bien, que igual se ha partido alguna esquina —dijo un César desconfiado—. A lo mejor no funciona, o…


— ¡Sí, sí, sí! ¡Sí que funciona! Tiene un arañazo aquí, pero bueno —rascó la esquina del teléfono, que estaba arañada—, ¡Qué más quiero, con el porrazo que se ha metido!

—Pues ya has tenido suerte, Lía. Entre la ida, el cambio de andén y la vuelta, habrán pasado más de veinte minutos. Con la de gente que pasa por aquí ya es raro que nadie lo haya cogido.

—Ya tío, aún estoy flipada. Ya me veía sin móvil, sin fotos… Y vete tú a saber a estas horas quién se queda con mi móvil —suspiró—, qué bien.

—Bueno, ¿Volvemos? Es tarde.

—Sí, sí, claro. Volvemos. Gracias por acompañarme, Ces.
 

El viaje de vuelta a casa transcurrió sin problemas, aunque llegó a casa un poco más tarde de lo habitual. Esa diferencia horaria hizo que Lía compartiera vagón con gente distinta a la acostumbrada. Gente ausente, observadora y silenciosa. Personas que sólo parecen comunicarse en pequeños grupos. Cruzó miradas con alguno de ellos que tuvo que interrumpir de inmediato debido a la ansiedad e intimidación a las que se veía sometida.

Ya en casa, tranquila, se quitó los zapatos y empezó a deshacer el bolso. El dolor de pies era agudo, pero liberador. Sonó, amortiguado, un mensaje en el móvil. Se encontraba al fondo del bolso. Se sentó en la cama y comenzó a quitarse los pendientes frente al espejo, mientras se miraba en él y sonreía por cómo se le había quedado el pelo tras la carrera en la estación. Sonó un nuevo mensaje. Dejó de mirarse y metió la mano en el bolso, buscando a ciegas el teléfono. Lo cogió, lo desbloqueó, y mientras se empezaba a desabrochar los botones de la camisa, comenzó a temblarle el pulso. Con los ojos bien abiertos, leyó en la pantalla:

NUEVO MENSAJE DE 183718271#190 21:33:
HOLA. ME GUSTAN TUS FOTOS.

NUEVO MENSAJE DE 183718271#190 21:35:
¿JUGAMOS A UN JUEGO?


2 comentarios:

  1. My goodness en verdad que es correcto el título, miedo. No había leído tu perfil, que interesante que andes escribiendo una novela me encanta saber dee scritores nuevos, saludos

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  2. Gracias por pasarte por aquí, R. Espero que te guste el blog :-)

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