Páginas

viernes, 14 de diciembre de 2012

Sabor Ilusión

Escuchando a Ray Lamontagne me sonrío y me imagino en breve babeando por tener a una criatura entre mis brazos.
 
Imagino escenas manidas de padre desastre hollywoodiense que no se aclara entre la leche en polvo y la crema hidratante. Me veo despertándome a horas intempestivas a ver cómo está la pequeña. Me imagino una pelotita arrugada que se despereza y mueve los deditos de los pies con una soltura que yo ya no tengo. Hago todo eso y me sorprendo sonriéndome, enamorado de esa cosita que aún no me conoce y que no sabe la que se le viene encima con este padre gruñón que persigue en todo la perfección, aún a sabiendas que no exista.
 
Estos meses están pasando muy rápido. Hace nada, unos meses, nos enterábamos de nuestro estado de buena esperanza. No nos lo creíamos, por fin había llegado el día y era algo tan bonito que se antojaba difícil de creer. Difícil de asimilar lo grande que eso iba a ser. Dar la noticia a los abuelos y a los tíos fue un paso precioso, porque por fin compartimos algo que llevamos tanto tiempo en secreto. ¡Qué digo en secreto, es que era casi un informe clasificado! Absolutamente nadie se lo esperaba y mira, ahí teníamos la noticia, rodeada de lágrimas, abrazos, sonrisas, tintineo de copas de cava e ilusión. Muchísima ilusión. Es cierto aquello que dicen que no hay nada más grande que traer un hijo al mundo. Ahora lo entiendo.
 
Últimamente los movimientos son otros, más de manual, que diría yo. Visitas a tiendas de bebés, conversaciones con otros padres recientes, citas con matronas, analíticas, equilibrios con la alimentación, compra de algún trapito, planificación de su entorno, mentalización de su hermanito y entre otras muchas cosas más, patadas y bailecitos en el vientre de su madre para hacernos ver que ya viene, que es guerrera y que tiene muchas ganas de pisar este mundo (ay, hija mía, si supieras la que te espera…).
 
Yo siempre le digo a mis amistades que yo ya soy padre. Que he cuidado de mi niño desde que él tiene recuerdos y que no sé si para él soy un buen padre, supongo que sí, pero si algo puedo decir es que me esfuerzo por que sea buena persona. Por que coma bien, por que estudie, por que sea educado, por que sea ordenado y pulcro. Me preocupo por que valore lo que tiene, por que sepa cuánto cuesta ganarse un diez. ¿Y sabéis qué? Me lo pone tremendamente fácil. Es un máquina. Es el niño que todo padre querría y es el niño que todo hombre que ha de aprender a ser padre merecería conocer. Este niño será un gran hombre (además de un grandísimo futbolista, está claro). Él me va a ayudar muchísimo, lo sé. Gracias enano.
 
Mi niña es la que me tiene embelesado. Ya lo hace desde que la conozco, ojo, pero es que ver a tu mujer embarazada de casi siete meses hacer una vida completamente normal te hace sentir muy pequeñito. Sus dolores de espalda, de barriga, de cabeza, de… Vamos, todos los dolores que la pobre soporta no son impedimento para que cada mañana se siga despertando para hacer el desayuno y la merienda del cole. Para que siga ocupándose de lo que ella no quiere que nos ocupemos el resto. Para que no nos preocupemos de nada hasta que no llegue el momento de correr. Y sé que lo hacen todas (o casi todas) las embarazadas, pero esta es la mía, chicos. Es mi chica y me emociona verla en cada momento del día. Me emociona saber que me ha elegido a mí y me emociona saber que no me equivoqué cuando la vi por primera vez y decidí que tenía que conquistarla porque la quería para mí. Es una princesita que es feliz con un dibujo. Serás una madre espectacular para Carla, cielo.
 
Y sé que cometería un delito si no mencionase a mis padres y a mi hermana, que por fin van a poder acunar a un bebé en sus brazos y sentir que no caben en la ropa de lo gigantes que se van a encontrar, porque era lo que tanto tiempo llevaban esperando. De cómo van a estallar de alegría cuando la conozcan, cuando sepan de qué color tiene los ojos. De cómo van a vivir su nacimiento. De cómo nos están acompañando en todo este proceso. Ellos son una pieza fundamental de este juego llamado vida.
 
Esta noche el artículo no va de cuentos, de manías literarias ni fantasías. Todo viene porque tengo una noche de esas en que piensas dónde te verás en unos años. Todo viene porque esta noche ha habido un momento en que, hablando de que mañana estrenan El Hobbit, me ha dado por explicarles por encima de qué iba la historia de Bilbo y los enanos. Aún recuerdo la cara del pequeñajo y de mi chica mientras les contaba algunos momentos. No conocían nada de la historia y les estaba encantando. Mientras lo hacía y me sabía escuchado, me veía contándole un cuento a la pequeña princesita que viene en camino.
 
Reconozco que es un artículo diferente. Se me ha mezclado la fascinación por ser de nuevo padre, el agradecimiento a los míos por la continua lucha contra los pequeños problemas y la ilusión por contar historias maravillosas. Cada uno es lo que es y el tiempo, dueño de todo, pone a cada uno en su lugar.

3 comentarios:

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.